lunes, 30 de julio de 2007

Hoy arañé la tierra que pisaste


Hoy arañé la tierra que pisaste
mi sangre murió en tu huella.
La luna me miraba, parecía
deambular en el olvido
pero mis ojos cerrados
se vistieron de azzul
y volví al ruedo.
Los brazos se estiran y los dedos
cosquillean la panza de la noche
que cae de risa al suelo.
Con las manos y la frente
contra el muro, de espaldas,
dos alas te señalan. Esta noche
te recuerdo crucificada.

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