lunes, 30 de julio de 2007

Con el mar muerto de mis ojos...

Con el mar muerto de mis ojos riego la urna
donde yacen las cenizas de este sueño
donde dejo los restos de tus letras de humo
bastardeando el privilegio de adorarte
cárcel que es la necedad
de no escuchar tu silencio,
vicio de desdibujar
sólo por volver a inventarte
porque me niego a ver que no te veo
y te rehago cada noche
latigazo atinado al centro de mi pecho.

La margarita deshojada que guardo en mi bolsillo
ya se gastó de ser desdoblada, manoseada.
Condenada a vivir
ya ensayé cada epitafio
viví por resucitarte, sacrificada
en el altar de nuestra promesa
corté las alas de todos los ángeles
y bebí su sangre aún tibia
embriagada de angustia
-cáncer mental-.
No más hijos de la mente
que nacen muertos cada noche,
me desprendo de la mortaja
que es necesitarte.
La próxima luna,
cuando llegue por mí tu ausencia
-como vampiro dispuesto
a despojarme de la sangre
a cambio de la eternidad-
voy a clavar una estaca en su pecho:
esta noche elijo mi mortalidad
como merecido descanso
como último refugio.
Esta noche mis manos van a quemarse
-me condeno a morir-
porque estas son las últimas palabras
que te escribo porque me voy
porque vivo.
Porque ya no más.
Porque ya no.

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